Estaba aún dentro de mi jacuzzi personal, tendría 7 meses de gestación y mi madre leía “Lil, la de los ojos color del tiempo” del escritor francés Guy de Chantepleure. Decodifiqué el mensaje, lo comprendí y decidí escurrirme por la rendija de una madrugada como pepita de guaba…vine al mundo en el año 65 del siglo XX. Desde “pedacito” como me decía mi padre y gracias a él aprendí a jugar con las palabras. Aún juego con metáforas, imágenes y fuegos artificiales de letras que estallan, estamos en el año 11 del siglo XXI. Escribí mis primeras líneas literarias en el kinder, pero fue en la secundaria que redacté lo que yo juraba eran “poemas”. Leía a Martí, leía a Esther María Osses, a Khalil Gibrán. Desde esa época siempre quise convertirme en “de todo”: empecé a estudiar Derecho, pero terminé en Periodismo, y la poesía quedó engavetada. Pasaron los años y fui migrando -inquieta ave- de una actividad a otra: asistente administrativa, traductora, guía ecoturística, relacionista pública, tallerista de escritura creativa, hasta llegar a la docencia y allí los niños y niñas me robaron la mirada y el cariño (sí, sí, de vez en cuando también la calma). Leía a Rafael Alberti, leía a Pablo Neruda, a Nicolás Guillén. Y lo de cuentacuentos, animadora a la lectura y escritora de temas infantiles vino suave y naturalmente, porque me habitaba desde siempre y desde siempre estaba esperando su momento por salir. Leía a Shel Silverstein, a Jairo Aníbal Niño, a María Elena Walsh, a Ana María Machado, a Silvia Puentes de Oyenard. Primero la gran hormiguita Hena Zachrisson que me llevó a PIALI, luego fui parte del hermoso Proyecto El abuelo de mi abuela de la Fundaciones Casa Taller y Biblioteca Nacional, y más recientemente me he involucrado en la Academia Panameña de Literatura Infantil y Juvenil. Leo a Bashoo, releo a Gianni Rodari. He escrito diversos poemas y conjuntos de poemas aún inéditos: “Tenaz, Pepita Nador”, y “Ultraligeros micro versos”. También “Niño, mango, guayacán”, que ganó el Premio Amelia Denis de Icaza, 2006; y un cuadernillo que lleva por título precisamente “Di versos”, merecedor del Premio Unico del Concurso Nacional de Poesía Infantil Hersilia Ramos de Argote, 2010, y que será próximamente publicado por la Universidad Tecnológica de Panamá. Soy comunicadora social por formación, maestra por designio genético y cuentacuentos/escritora/poeta por necesidad vital y convicción. Vivo, convivo y me desvivo por mi compañero de vida Ale Glez Horta, quien lleva por el mundo su cubanía a través de su arte musical. Con nosotros mora Candela Calle (can-de-la-calle) nuestra “niña”, criatura que con sus brincos, ladridos y cola de risas enciende cielos. Los tres volamos como el Colibrí de la canción de Virulo: “Entre los libros iba el colibrí con su piquito investigando, sin darse cuenta, como en un jardín, los textos fue polinizando (…) Nacieron libros con una visión distinta a la del conocimiento, se coloreaba la imaginación y florecía el pensamiento. Todo se iba intercambiando y la vida transformando, y la gente que leía poco a poco comprendía. Y el mundo fue feliz, y todo por un colibrí”. Mis “amigoas” me pintan como una persona desclasada, solidaria, espontánea, creativa, versátil, polifacética, osada; como una pulga dentro de una caja de fósforos; como psicóloga empírica y maestra entusiasta; como poeta sincera, honesta, a veces repentista, a veces mesurada. Y yo sigo el juego día a día con las letras y las palabras de las que estoy hecha y a las cuales visto, desvisto, entrevisto y a veces,
Mini Versos
Por Lil Herrera, escritora Panameña
Di versos nunca perversos. Di versos a veces tercos. Di versos hermosos o feos. Di versos traviesos, traviesos
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El piloto Remí Fasolsu violoncello. Avión musical. Aeroplano, aeropleno.
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Ultraligera miniatura en verso es el pícaro picaflor.
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Túkiti, tuk, tuk poesía tan breve como el haikú.
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Un alegre ciempiés reparte siempre contento cuentos de siempre.
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Encuentro un cuento y dos y tres y diez: detrás del reloj debajo del sofá encima de mi cama afuera de la casa en el fondo del pozo adentro del bus arriba de la escuela flotando en la sopa también en mi blackberry ¡y en la punta de tu nariz!
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Un man sano se parece a un manzano: no es igual. El manzano comparte sus manzanas. El man sano las dis-fruta.
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xd vine a aser tarea xd
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